La Guerra de la Independencia en Castilla y León

En virtud del Tratado de Fontaineblau, firmado por España y Francia, entonces aliados, en octubre de 1807, un cuerpo de ejército francés mandado por el mariscal Junot penetra rápidamente en la Península con objeto de invadir al eterno aliado de Gran Bretaña, Portugal. Las tropas francesas, en su camino, van ocupando puntos estratégicos como Pamplona y Barcelona. El 18 de marzo de 1808 la población española se rebela contra la soterrada invasión francesa de su patria y tiene lugar el Motín de Aranjuez y la abdicación de Carlos IV a favor de su hijo Fernando.

Poco después las capitulaciones de Bayona van a dar como resultado la entronización de José Bonaparte como rey de España, iniciándose la Guerra de la Independencia, que va a asolar la Península Ibérica desde 1808 a 1814. El territorio español será escenario de una crueldad extrema por ambos bandos, enfrentamiento que se caracteriza por una masiva participación popular en todo su desarrollo. El número de combates importantes se computa en 470 y las pérdidas humanas serán muy elevadas. Las provincia de Salamanca y por extensión la región castellanoleonesa, por su situación geográfica, van a sufrir el constante trasiego de los ejércitos aliado y francés en las sucesivas campañas de invasión de Portugal a España y de España a Portugal.

A lo largo de su desarrollo la Guerra de la Independencia pasa por varias fases. Los alzamientos se inician en Madrid, y en junio de 1808 se habían extienden a todas las ciudades españolas. Las tropas francesas se desplegaron en todas las direcciones, culminando esta ocupación con la inesperada victoria de Bailén (19 de julio de 1808) en la que el general Castaños derrota al francés Dupont. Como consecuencia de esta batalla, José I abandona Madrid y los Imperiales se repliegan a la línea del Ebro. A finales de 1808 Napoleón en persona toma las riendas del ejército francés en la Península y una tras otra, todas las ciudades españolas importantes (menos Cádiz) son tomadas por el ejército francés. Pero el ejército francés sólo domina las ciudades, con lo que la obstinación del pueblo español y el genio militar de Wellington, que ha establecido una inexpugnable cabeza de puente en la península de Lisboa, harán que el mismo Napoleón denomine a la Guerra de ECastilla y Leon en la GDIspaña como la "úlcera española".

Pero la de Los Arapiles no fue la única batalla que ocurrió en nuestra Comunidad Castellano-Leonesa; de 1808 a 1813 nuestro patrimonio y nuestras gentes sufrieron las consecuencias de la invasión napoleónica